Ciudadanía
Más que protagonistas, la mayoría de los ciudadanos han sido pasivos en la historia de la humanidad. Con la pasividad ocurre como con las virtudes y con los vicios: son personales, pero dependen en buena parte de la situación social. La pasividad como vicio extendido en nuestras sociedades nos convierte en vasallos. La opción es simple: elegir ser ciudadano activo u optar por seguir siendo vasallos al servicio de la autoridad absoluta de los "señores feudales" en un "Estado vasallo" donde buscamos lo cómodo; echamos la "culpa" al gobierno porque resulta incómodo hacer frente a la "culpa" que cada uno de los ciudadanos tenemos. Los jóvenes que desean hacer política deben plantearse cómo deshacer lo que en la historia nos confirmó más como vasallos que como ciudadanos. Si la ciudadanía es algo que surgió de un proceso histórico, estaremos construyendo siempre la ciudadanía.
Los israelitas han conservado su identidad como pueblo a pesar de haber sido esclavizados por civilizaciones vecinas. Este sentido de identidad étnica como pueblo, ha estado vinculado al desarrollo de la ciudadanía israelita. El comienzo de la ciudadanía se remonta a los antiguos israelitas que desarrollaron comprensión de sí mismos como pueblo distinto a los egipcios y a los babilonios. Los judíos israelitas tienen historia escrita, lengua común y religión monoteísta ética.
Mientras la mayoría de los pueblos construían una identidad relajada, pasiva, ligada a una localización geográfica, el pueblo judío israelita mantuvo su identidad común a pesar de haberse movido físicamente a diferentes lugares en el mundo como cuando fueron retenidos cautivos como esclavos en el antiguo Egipto y Babilonia. El Pacto judío israelita ha sido descrito como un acuerdo vinculante no sólo con algunas personas o líderes, sino con toda la nación de Israel y con la deidad judía Yahweh. Los judíos, más que ciudadanos individuales, se han considerado pueblo unido y, las personas de otros pueblos, han sido consideradas parte de un grupo externo. Esto contrasta con el concepto de ciudadanía moderna que acepta personas de diferentes pueblos como ciudadanos de una nación.
Los primeros casos de ciudadanía se presentaron en las ciudades-estado griegas que comenzaron a salpicar las costas del Mediterráneo en el siglo VIII a.C. Los griegos que se extendían a través de ciudades-estado tenían en común: ideas sobre la ciudadanía, comercio mediterráneo, parentesco, lengua griega común, hostilidad compartida a los llamados no griegos, creencias en la presciencia del oráculo de Delfos, Juegos Olímpicos entre las ciudades-estado y guerras para perpetuar la ciudadanía porque los bienes incautados y los esclavos ayudaban a hacer rica la ciudad y, un largo período de paz significaba la ruina de la ciudadanía. Los griegos despreciaban gobiernos tiránicos sabiendo que en la tiranía no había posibilidad de ciudadanía debido a que la vida política estaba totalmente diseñada para beneficiar al tirano. Los ciudadanos para los romanos eran las personas que habitaban en la ciudad "civitās", nacidos de padre y madre ciudadanos a los que se les otorgaban derechos. Actualmente, en una nación de ciudadanos, el concepto de ciudadanía tiene vínculos con grupos distintos que forman la nación. La ciudadanía vincula a la persona con el Estado que les dá identidad.
Autor: Jorge Alejandro DelaVega L.
Referencias:
Isin (co-editor), Engin F.; Turner (co-editor), Bryan S. (2002). “Handbook of Citizenship Studies”.David Burchell - “Ancient Citizenship and its Inheritors”; Cha—Rogers M. Smith - “Modern Citizenship”.
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